Traducción de Mauricio B. Correo: [email protected]  La solidaridad entre Estados Unidos y Centroamérica y la intervención de Estados Unidos en la región han vuelto al primer plano luego de la polémica desatada a raíz del perfil del candidato a la alcaldía de Nueva York, Bill de Blasio, del 22 de septiembre en el New York Times, detallando su trabajo de solidaridad con el Centro Quijote en Nicaragua en la década de los 80s. Un diverso grupo de profesores, activistas e historiadores se han pronunciado en los últimos días en defensa de las amplias coaliciones formadas en los EE.UU. que apoyaron los movimientos revolucionarios como los sandinistas nicaragüenses y denunciaron las brutales y a menudo ilegales intervenciones de los Estados Unidos en la región durante ese período. En una carta al editor, del 23 de Septiembre  en el Times, la profesora Barbara Weinstein, de la Universidad de Nueva York, criticó el artículo por presentar "este tema divisivo como si no tuviese claras implicaciones morales, con la administración Reagan denunciando a los sandinistas como  ‘tiranos y comunistas’, y los liberales defendiéndolos como ‘construyendo una sociedad más libre’”. Weinstein respondió: "Sin embargo, ahora tenemos una montaña de pruebas que demuestran que los abusos del gobierno sandinista en la década de 1980 fueron menores y esporádicos en comparación con las matanzas extensas, en gran parte de campesinos desarmados, llevadas a cabo por las fuerzas armadas en Guatemala y El Salvador, cuyos regímenes contaban con el apoyo incondicional de la administración Reagan. La política adoptada por el gobierno de Estados Unidos hacia Centroamérica en ese período constituye uno de los capítulos más vergonzosos de la historia de nuestra nación, y nadie tiene por qué disculparse por oponerse a ella”. Alex Pareene se muestra de acuerdo, al responder en Salon.com que "el artículo en general carece de un contexto útil, sobre la historia de los movimientos católicos de justicia social, el activismo de la paz, o las intervenciones de los gobiernos de los EE.UU. en América Latina". Pareene agregó que “el apoyo al socialismo democrático” que ha profesado de Blasio “no es particularmente polémico o inusual en la mayoría del resto del mundo y los movimientos populares de izquierda siguen contando con un gran apoyo en América Latina a pesar de un siglo de esfuerzos estadounidenses por socavarlos y destruirlos”.   La caracterización suave e indulgente de las acciones de los Estados Unidos en Centroamérica del New York Times y la representación escandalizada del trabajo de solidaridad que luchó en contra de esas acciones es prueba del éxito del discurso hegemónico que el gobierno de los EE.UU. trató de imponer en torno a las luchas por la libertad en la región. Pero el debate que se ha suscitado también nos recuerda que hay muchos por ahí, incluyendo nosotros en CISPES, dispuestos a enfrentar al poder con la verdad, a actuar con solidaridad y reivindicar estas batallas históricas por la soberanía y la justicia.