El 15 de septiembre, tras las masivas manifestaciones del movimiento popular en protesta por su gestión, el presidente Nayib Bukele anunció su candidatura a la reelección en 2024. El anuncio no era inesperado: En 2021 una nueva bancada de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, impuesta ilegalmente por el gobierno de Bukele, sentó las bases para este anuncio con un fallo que permite la reelección, a pesar de que la Constitución salvadoreña prohíbe los mandatos presidenciales consecutivos en al menos seis artículos diferentes. Aunque se anticipaba, para los defensores de la naciente democracia salvadoreña, el anuncio todavía produce escalofríos. Es una de las violaciones más flagrantes del Estado de Derecho por parte del presidente Bukele y un paso más hacia la consolidación del poder.

Las organizaciones del movimiento social y las asociaciones de la sociedad civil han denunciado el anuncio como "una violación más del marco constitucional del país" y "una de las características más palpables de una dictadura. . un retroceso para el sistema democrático, sólo comparable a los años de conflicto social y armado en el país".

Muchos han denunciado también otro paralelo evidente en la historia de El Salvador: la dictadura militar de Maximiliano Hernández Martínez. En un post en las redes sociales publicado poco después del anuncio de Bukele, la organización juvenil Kolectivo San Jacinto hace un llamamiento a la memoria histórica, destacando las siguientes similitudes entre ambos gobernantes:

• A lo largo de su gobierno, Maximiliano Hernández Martínez impuso 16 Regímenes de Excepción.
• Gobernó mediante decretos.
• Ha sido el único mandatario en re elegirse pasando por encima de la Constitución de la época.
• La represión, maquillada de combate contra el crimen, se focalizó en aplastar a los pobres y poblaciones indígenas.
• Su gobierno, además de ser autoritario, promovió remodelaciones estéticas en la ciudad.
• Mantuvo un estricto control sobre los medios de comunicación. Persiguió, exilió y asesinó periodistas, intelectuales, artistas y cualquier voz disidente del régimen.
• Al día de hoy, es alabado por muchos que creen que "a pesar de todo, hizo cosas buenas".
• Bajo la Constitución actual que nos rige como República, existen artículos (88, 154, 248 inciso 4, 75 ordinal 4 y 72 ordinal 3) que prohíben la re elección y 1 artículo (87) que le da el derecho a la ciudadanía a insurreccionarse.
• Sin embargo, sabemos que las leyes de este país solo castigan al pobre, por lo que ningún organismo de justicia actuará contra esta ilegalidad.
• Si Nayib Bukele pasa por encima de la carta magna, la misma que también le ha atribuido el poder, significa que en términos oficiales hemos dejado de ser una República para pasar a una autocracia.
• No hace falta llevar uniforme para tener cabeza de milico, y eso no solo aplica para el presidente actual, sino también para sus adeptos, así como los adeptos de Martínez.

La organización del movimiento social Nosotros y Nosotras también retoma el tema, preguntando: "Si esto no es una dictadura, ¿qué es?". Basándose en la misma historia, exploran por qué la Constitución de El Salvador prohíbe los mandatos presidenciales consecutivos:

• La prohibición de la reelección presidencial en las constituciones políticas de El Salvador[…] se nutre de la experiencia política del autoritarismo que ya nos demostró en repetidas y tristes ocasiones que reelegirse en el cargo consolida y/o perpetúa el despotismo, la corrupción, la tiranía, la demagogia, el militarismo, y, por lo tanto, la miseria de la clase trabajadora.
• La tiranía que detenta un solo personaje, clan, casta, facción, grupo o élite, se disfraza general e inicialmente de democracia, debido a que se basa en el supuesto apoyo popular masivo, que, como atestiguamos en las pasadas elecciones de 2019 y 2021, en realidad no existe tal apoyo si se toma en cuenta la estadística de votantes afines al régimen Bukele, que ha sido más o menos el 27% de todo el padrón electoral.
• Desde esta perspectiva, las dictaduras demonizan[…]  el derecho a la manifestación pública y la protesta social, la libertad de expresión y la libertad de prensa, el acceso a la información pública y la transparencia de la administración pública, instrumentos todos que permiten a un pueblo educado controlar, presionar y exigir a los funcionarios públicos el cumplimiento de las leyes y la respuesta a las necesidades del pueblo soberano que les eligió.
• El poder es frágil; a su ritmo los pueblos consolidan su resistencia, y es así como a lo largo de milenios los reyes, emperadores, tiranos y dictadores caen siempre bajo su propio peso; pero las consecuencias son irreversibles. Ninguna víctima del despotismo vuelve a la vida, tras la caída feliz de un dictador: ni la tierra robada y destruida fue restaurada; ni los recursos saqueados, ni los ríos devueltos a su estado anterior; ni los millares de personas asesinadas, torturadas y desaparecidas pueden ser revividas; ni las consecuencias a corto, mediano y largo plazo en los sobrevivientes de los regímenes dictatoriales que persiguen a las generaciones posteriores son fácilmente resueltas.
• Las democracias son endebles, perfectibles, y, a veces, engañosas, si los pueblos no mantienen vigilancia sobre sus líderes políticos. Su arquitectura depende de las luchas permanentes contra el fascismo y la ambición de unos pocos por el poder total. Por eso es necesario educarnos: para aprender de la Historia, preservar la Memoria Histórica, y evitar repeticiones que nos arrebatan a seres y recursos insustituibles.
• La respuesta está en recordar que si de algo sirvieron las guerras en el mundo, es para comprender que ningún ciudadano debe estar por encima de otro, que todo debe ponerse en duda, que el respeto a los Derechos Humanos y la lucha constante por los Derechos Humanos es una de las pocas garantías para una Democracia verdadera.