El partido de la oligarquía en El Salvador, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), está intentando posicionarse como víctima de una represión sistemática a medida que surgen más y más casos de corrupción involucrando a miembros de su partido, el cual fue recientemente vencido en una elección presidencial por segunda vez consecutiva después de 20 años en el poder. El miércoles 19 de marzo, Jorge Nieto, exministro de Obras Publicas (2007-2009), buscado por Interpol desde noviembre del año pasado, se entregó a las autoridades salvadoreñas. Nieto, quien sirvió durante la administración de ARENA bajo Tony Saca, es acusado de malversación de fondos en conexión con el escándalo multimillonario del Bulevar Diego de Holguín. Lideres destacados del partido ARENA han defendido su inocencia, incluyendo al expresidente de El Salvador Armando Calderón Sol, quien dijo que Nieto es “una víctima del sistema”, una declaración que forma parte de la nueva estrategia del partido de auto victimización. El arresto de Nieto viene pocas semanas después que saliera la noticia que dos legisladores de ARENA, Ana Vilma de Escobar y Roberto D’Aubuisson pudieran ser procesados por hacer declaraciones difamatorias contra Presidente Funes, llamándolo un mujeriego e insinuando además que es alcohólico y drogadicto. En respuesta, los dos legisladores han impulsado una campaña de publicidad, colocando carteleras por toda San Salvador con el eslogan “No A La Persecución Política” sobre la imagen de un listón blanco. En estos momentos, De Escobar también está siendo investigada por supuestas irregularidades financieras en un fondo de creación de empleo que ella administró entre 2004 y 2009—situación que también ha intentado pintar como una campaña extensa de persecución política contra la derecha. Estos dos incidentes después de las elecciones del 9 de marzo en que ARENA pidió un recuento voto por voto, declarando los resultados “un fraude” y alegando que el Tribunal Supremo Electoral, la máxima autoridad electoral en El Salvador, actuó de forma parcial hacia ellos. En manifestaciones derechistas que exigían el recuento, los partidarios de ARENA llevaban pancartas con la frase “S.O.S. El Salvador”, en un esfuerzo por atraer la atención internacional.

Por primera vez en la historia bajo la administración del Presidente Funes, la oligarquía salvadoreña no controla la mayoría de entidades estatales. Mientras que en el pasado ARENA era capaz de malversar fondos estatales, excluir y eliminar sus oponentes políticos en legislatura, y manipular instituciones gubernamentales para cometer fraude y asegurar su posición en poder con total impunidad, ahora algunos de sus miembros están empezando a tener que responder por sus crímenes. En vez de contender con su nueva posición de partido minoritario de oposición y permitiendo que el país se desarrolle democráticamente, el partido está diversificando sus estrategias de desestabilización en preparación para el gobierno entrante de Sánchez Cerén. La estrategia de auto victimización de la derecha desvergonzadamente apropia un discurso de derechos humanos para sonar señales de alarma a un publico y a una comunidad internacional desinformadas, efectivamente preparando el terreno para la posibilidad de una intervención “humanitaria” por los Estados Unidos en el futuro, como ha ocurrido en Venezuela, Irak, Siria y muchos otros lugares.