A medida que el candidato presidencial izquierdista del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), Salvador Sánchez Cerén, encabeza las encuestas para las próximas elecciones del 2014, la derecha salvadoreña se ha embarcado en una nueva estrategia para tratar de deslegitimar el proceso electoral de la nación. Los ataques de la derecha contra la autoridad electoral del gobierno, el Tribunal Supremo Electoral (TSE), es la más reciente de una serie de tácticas para establecer un escenario para rechazar una probable victoria de la izquierda en las urnas en Febrero. En su boletín más reciente, el instituto derechista Fundación Salvadoreña para el Desarrollo Económico y Social (FUSADES) cuestionó la administración, la transparencia y la imparcialidad del TSE, la institución que supervisa las elecciones en El Salvador. Con amplia cobertura en la prensa nacional, FUSADES afirmó que la "institucionalidad frágil" del TSE podría crear una "crisis" en el caso de una elección con diferencias mínimas entre candidatos. "Estamos advirtiendo acerca de debilidades que ponen en riesgo las elecciones; este estudio es [para tratar de] recomendar que las acciones del TSE sean observadas", dijo a la prensa Luis Mario Rodríguez, director de Estudios Políticos de FUSADES. Mientras tanto, el presidente del TSE, Eugenio Chicas, ha expresado su preocupación por las amenazas a la autoridad del TSE por parte de la Corte Suprema, luego que la Aula Constitucional de la corte aceptara recientemente una demanda en contra de la candidatura de Tony Saca, de la coalición de derecha Unidad. "Los cinco candidatos [presidenciales] están registrados con el TSE y son válidos ante el TSE", dijo Chicas, quien agregó que dada la actuación del tribunal, "Estoy preocupado por la seguridad jurídica del proceso electoral y el nivel de certeza política que el proceso debe generar". Es revelador que instituciones conservadoras, como la Corte Suprema y FUSADES estén planteando dudas sobre el TSE ahora, durante las primeras elecciones presidenciales en las que la derecha no ha tenido el control del TSE y con el candidato de la izquierda encabezando las encuestas. En elecciones anteriores, cuando el partido Alianza Republicana Nacionalista (ARENA) controlaba el gobierno y, por extensión, el TSE, el propio Tribunal se vio implicado en incidentes extensos y bien documentados de fraude electoral (véanse los informes electorales pasados de CISPES y de las misiones de observación de Ciudades Hermanas E.E.U.U.-El Salvador ). De hecho, los esfuerzos del Tribunal actual por mejorar la seguridad, la accesibilidad y transparencia del sistema electoral a través de programas como el Voto Residencial, que ha triplicado el número de centros de votación desde el 2009, y el Voto Desde el Exterior, que concedió a los salvadoreños en el extranjero el derecho al voto, han enfrentado gran resistencia por parte de los partidos de derecha. El reciente fraude electoral en las elecciones presidenciales de Honduras, en la que el TSE hondureño, controlado por los derechistas, jugó un rol fundamental, es un recordatorio aleccionador de cómo las elecciones pueden ser manipuladas por autoridades gubernamentales corruptas decididas a mantener el control del estado. En El Salvador, donde la izquierda está gobernando por primera vez en la historia, las cúpulas locales y los intereses transnacionales de negocios están haciendo todo lo posible por generar un clima de incertidumbre y desconfianza para socavar la autoridad electoral, precisamente cuando ésta finalmente está funcionando para crear elecciones democráticas, justas y transparentes.