William H. Duncan Nominado como Embajador de Estados Unidos en El Salvador

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El 25 de febrero, la Casa Blanca anunció la intención del presidente Joe Biden de nominar a William H. Duncan como embajador de los Estados Unidos en El Salvador.  De acuerdo con un comunicado de la Casa Blanca, Duncan “es un profesional de carrera del Servicio Exterior con rango de Ministro Consejero, [y] actualmente se desempeña como Inspector Superior en la Oficina del Inspector General del Departamento de Estado de los Estados Unidos”. Anteriormente, se desempeñó como Cónsul General en Monterrey, México, y Jefe de Misión Adjunto en la Embajada de Estados Unidos en Ciudad de México, México. Ha participado en misiones diplomáticas en Asunción, Madrid, Baghdad, Ciudad de México, Bogotá, San Salvador, y Matamoros. Sus asignaciones locales previas incluyen cargos en la Oficina de Asuntos Andinos, Asuntos Mexicanos, Asuntos de África Oriental, y Asuntos Centroamericanos, así como en el Centro de Operaciones del Departamento de Estado.

Si el Senado estadounidense confirma la nominación, Duncan llenaría la vacante dejada por el embajador nombrado por el expresidente Donald Trump, Ronald Johnson, quien dejó el cargo en enero de 2021.  Desde entonces, la exembajadora Jean Manes y el miembro Senior de carrera del Servicio Exterior Brendan O'Brian han estado a cargo de la embajada de Estados Unidos en El Salvador bajo el cargo interino de “Encargado/a de negocios”.  Duncan representaría el primer nombramiento de un embajador para El Salvador bajo la administración Biden.

Durante la administración Trump, El Salvador y Estados Unidos mantuvieron una relación cercana, tanto a nivel de políticas, como entre funcionarios. En 2019, el presidente Bukele exaltó su administración por alcanzar una de las “relaciones más amistosas con los Estados Unidos” y, luego de visitar al presidente Trump en Washington, Bukele aseguró que Trump era “cool”. Asimismo, el presidente Bukele y el embajador Johnson fueron fotografiados juntos en diversas ocasiones en viajes en bote, fiestas de cumpleaños, y en actividades de ocio con sus familias.  Johnson también estuvo notablemente presente en funciones oficiales fuera del ámbito del embajador, como conferencias de prensa presidenciales y otras reuniones privadas.  En términos de políticas, Bukele también fue un extraordinario aliado de los Estados Unidos para el mantenimiento del orden capitalista durante la administración Trump, al promover ávidamente los intereses corporativos en El Salvador, al anunciar, recién llegado al poder, que el país estaba “abierto a los negocios” de inversores privados, y respaldar políticas profundamente racistas, así como desastrosas y extremistas políticas anti-migrantes.

No obstante, tras que -el cada vez más autoritario- Bukele fue desdeñado por funcionarios de Biden en Washington en febrero de 2021, las relaciones diplomáticas entre El Salvador y Estados Unidos se han deteriorado.  En noviembre de 2021, Jean Manes abandonó su cargo, asegurando que Bukele “no tiene interés” en mejorar las relaciones con los Estados Unidos; pero pese a que Bukele ha enmarcado el deterioro de las relaciones como un resultado de su postura “anti-imperialista” de rehusarse a someterse a los intereses estadounidenses, las prioridades de su administración no han cambiado: continúa atrayendo a la inversión privada, rematando la tierra y el agua para bienes raíces, turismo, energía, criptomonedas y otros sectores privados. Tal como lo han señalado académicos y activistas, el proyecto de Bukele no es un desafío para la dominación imperialista, a pesar de los intereses comerciales particulares que él y sus aliados representan. De hecho, su proyecto solo expande esa dominación entre nuevos mercados tecnocapitalistas, como el Bitcóin.

Si Duncan es confirmado como el nuevo embajador ante El Salvador, sus responsabilidades incluirán trabajar con el gobierno salvadoreño para frenar forzosamente la migración a través de la militarización de la “seguridad” y cimentar las bases para el resto del plan para Centroamérica de la administración Biden. Aunque dicho plan es una descarada extensión de la vieja y fallida política del modelo de desarrollo, que busca mano de obra barata y materia prima para el beneficio de las corporaciones (y aunque esto es realmente fuerza la migración), la administración lo ha presentado como una solución integral a los problemas de la región y ha asignado $4 mil millones para elllo.  Al menos 12 compañías, incluyendo Nestlé, Mastercard y Microsoft se han registrado como inversores.  Duncan, al igual que otros embajadores antes de él, tendrá la tarea de, junto con la vicepresidenta Kamala Harris, quien está a cargo del trabajo diplomática en la región, y con Ricardo Zúniga, enviado especial para Guatemala, El Salvador y Honduras, de fortalecer la agenda neoliberal del Departamento de Estado en El Salvador. Aún se debe determinar cómo la administración Bukele recibirá al nuevo embajador y cómo los Estados Unidos responderán, por medio de la embajada, a los innegables abusos de poder que caracterizan la presidencia de Bukele.  Donde sus intereses capitalistas se traslapan, es probable que hayan puntos en común, pero el resto permanece incierto.

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